Ecopetrol declaró la comercialidad del campo Lorito, ubicado en el Meta, con 2.154 millones de barriles en sitio y 250 millones recuperables. Se trata del mayor descubrimiento petrolero en una década, con inversiones por 2.100 millones de dólares hasta 2028. El proyecto proyecta una producción de hasta 60.000 barriles diarios y refuerza la seguridad energética del país. Aún resta obtener la licencia ambiental clave para su desarrollo.
Fecha:Monday 30 Jun de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
El descubrimiento del campo Lorito se remonta a 2018, cuando se perforaron los pozos exploratorios Lorito‑1, Lorito‑A1, Tejón‑1 y Guamal Profundo‑1. Desde el inicio, los análisis confirmaron la presencia de crudo extrapesado con una gravedad entre 8 y 9 grados API. Estos resultados incentivaron una fase de evaluación prolongada que incluyó perforaciones adicionales, pruebas de flujo y análisis sísmicos.
La delimitación del yacimiento concluyó en octubre de 2024 con resultados positivos. Especialmente importante fue el comportamiento del pozo Guamal Profundo‑1, cuya producción estable demostró que existía una capacidad técnica y económica para desarrollar el campo de manera rentable. Con estas pruebas, Ecopetrol pudo avanzar hacia la declaración formal de comercialidad.
Esta declaración marca un hito significativo para la compañía, ya que representa la comercialidad más grande declarada en la última década. Lorito se incorpora ahora a la cartera de activos estratégicos de Ecopetrol, en un bloque que ya cuenta con infraestructura, experiencia operativa y proyecciones de largo plazo.
El volumen original en sitio del yacimiento Lorito supera los 2.154 millones de barriles. De este total, se estima que al menos 250 millones de barriles podrán ser recuperados con tecnologías actuales. Estos volúmenes lo colocan como el séptimo campo más grande de Colombia y con un potencial significativo para cubrir una proporción relevante del consumo interno y de las exportaciones energéticas.
Además, 109 millones de barriles ya fueron certificados como recursos contingentes a diciembre de 2024, lo cual refuerza la viabilidad comercial del proyecto y aporta a los balances contables de Ecopetrol. Actualmente, el campo ya produce unos 1.450 barriles por día desde dos pozos activos, lo que evidencia su capacidad operativa incluso en etapas tempranas.
El plan de desarrollo contempla que Lorito podrá alcanzar una producción cercana a los 60.000 barriles diarios en su punto de máxima eficiencia. Esta cifra representa un aporte considerable para las reservas nacionales, especialmente en un momento donde la autosuficiencia energética está en discusión.
Ecopetrol ha proyectado una inversión total de 2.100 millones de dólares para el desarrollo completo del campo Lorito. Esta inversión se distribuirá entre los años 2025 y 2028, con énfasis en la perforación de nuevos pozos, expansión de infraestructura, adecuación de transporte y gestión ambiental.
Para el año 2025, se han asignado 330 millones de dólares, de los cuales cerca de 100 millones ya han sido ejecutados. La compañía prioriza esta inversión como estratégica, tanto por su rentabilidad futura como por su capacidad para compensar la caída natural de otros campos maduros del país.
Una condición fundamental para avanzar con el desarrollo total del proyecto será la obtención de la licencia ambiental, actualmente en proceso de evaluación. Esta licencia garantizará la operación conforme a los estándares legales y ambientales, requisito indispensable antes de implementar el plan completo.
El documento técnico del plan de desarrollo será presentado oficialmente ante la Agencia Nacional de Hidrocarburos en los próximos tres meses. Este plan incluirá el calendario de perforación, metas de producción, uso de tecnologías y compromisos de responsabilidad social.
Otro hito relevante es que Ecopetrol adquirió, en diciembre de 2024, el 45 % restante del bloque CPO‑9, que anteriormente estaba en manos de Repsol. Esta operación permitió a la empresa obtener el control total del bloque y operar el proyecto con plena autonomía, optimizando la toma de decisiones y la gestión de recursos.
El bloque CPO‑9 se encuentra en una región donde Ecopetrol ya tiene operaciones consolidadas, como en los campos Chichimene y Akacías. Esta cercanía facilitará sinergias operativas y permitirá reducir costos en logística, transporte, uso de oleoductos y contratación de servicios.
Con esta integración, Lorito se beneficiará del conocimiento técnico acumulado y de la infraestructura existente en los Llanos Orientales, una de las zonas más productivas del país en materia de hidrocarburos.
La incorporación del campo Lorito ocurre en un contexto complejo para el sector petrolero colombiano. Las reservas probadas del país al cierre de 2024 eran de 2.035 millones de barriles, lo que equivalía a 7,2 años de producción al ritmo actual. El aporte de Lorito permitirá mejorar este índice de autosuficiencia energética y diversificar las fuentes de crudo disponible.
La producción futura de 60.000 barriles por día desde Lorito también podría mejorar el flujo de exportaciones, generar ingresos fiscales significativos y reducir la dependencia de importaciones de combustibles. En conjunto, se espera que el nuevo campo contribuya a mantener un equilibrio entre la rentabilidad y la transición energética ordenada.
En un momento donde el país enfrenta presiones internas e internacionales para reducir el uso de combustibles fósiles, Lorito representa una fuente de estabilidad que puede financiar proyectos de transición hacia energías limpias y fortalecer el presupuesto público.
El tipo de crudo extraído en Lorito es extrapesado, lo que presenta desafíos técnicos importantes en términos de transporte, tratamiento y comercialización. Sin embargo, Ecopetrol ya tiene experiencia en el manejo de este tipo de crudo, como ocurre en otras áreas de los Llanos.
El uso de diluyentes será una de las técnicas clave para facilitar el transporte del crudo por oleoductos. Además, se proyecta utilizar infraestructura ya instalada para reducir los costos y el impacto ambiental de nuevas construcciones.
Uno de los desafíos inmediatos es obtener la licencia ambiental definitiva. Este proceso requiere la participación activa de las comunidades locales, consultas previas y el cumplimiento de criterios técnicos y de sostenibilidad. Ecopetrol ha manifestado su disposición a dialogar con las comunidades y cumplir con los más altos estándares de gestión ambiental.
También será necesario fortalecer los mecanismos de compensación ambiental, manejo de aguas residuales, control de emisiones y prevención de riesgos en un ecosistema biodiverso como el del departamento del Meta.
El proyecto Lorito no solo será relevante en términos operativos, sino también en su impacto estratégico a mediano y largo plazo. Se prevé que la primera fase de desarrollo se complete en 2026, momento en el cual se espera que el campo alcance entre el 30 % y 40 % de su producción proyectada.
A medida que avance la perforación de nuevos pozos y se instale equipamiento de tratamiento de crudo, Lorito podrá integrarse plenamente a la red nacional de producción. Además, se prevé una contribución significativa en términos de regalías, generación de empleo local y dinamismo económico en la región.
A nivel técnico, Ecopetrol estudia aplicar tecnologías de recuperación mejorada en fases posteriores del proyecto, lo cual podría aumentar los barriles recuperables y extender la vida útil del campo por encima de los 20 años.
La declaración de comercialidad del campo Lorito representa una victoria estratégica para Ecopetrol y para la soberanía energética de Colombia. Con una reserva de más de 2.000 millones de barriles en sitio y 250 millones recuperables, este yacimiento se perfila como uno de los pilares para garantizar la producción petrolera del país en las próximas décadas.
El éxito del proyecto dependerá de la capacidad de Ecopetrol para integrar factores técnicos, ambientales y sociales, y para ejecutar un plan de inversión que combine eficiencia, sostenibilidad y responsabilidad. En un entorno global marcado por la transición energética, Lorito podría convertirse en la fuente de recursos que permita financiar el cambio sin sacrificar la estabilidad económica nacional.