La ingeniería de procesos juega un papel decisivo en la optimización del transporte de carbono en estado supercrítico, especialmente cuando proviene del flue gas de actividades industriales. A través de técnicas como absorción química, adsorción, membranas o criogenia, se logra extraer CO₂ con la pureza necesaria para su compresión y conversión en fluido supercrítico, maximizando eficiencia y reduciendo costos. En este estado, el carbono combina densidad de líquido y fluidez de gas, lo que facilita su transporte seguro y económico por ductos. El diseño de compresores, la selección de materiales anticorrosión y el control termodinámico son claves para garantizar la estabilidad del proceso. Además, el CO₂ transportado abre la puerta a aplicaciones estratégicas como combustibles sintéticos, recuperación de petróleo o almacenamiento geológico. De este modo, la ingeniería de procesos se consolida como un eje vital para enfrentar el cambio climático y construir una industria más sostenible.
Fecha:Tuesday 02 Sep de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
El cambio climático ha impulsado a la industria energética y a los sectores industriales de alto consumo a buscar soluciones más sostenibles. Dentro de este panorama, las tecnologías de captura, transporte y almacenamiento de carbono (CCS) se han convertido en herramientas clave para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y mitigar su impacto en el calentamiento global. Uno de los elementos más desafiantes y fascinantes de esta cadena es el transporte de CO₂ en estado supercrítico, especialmente cuando se origina del flue gas (gases de combustión). Aquí, la ingeniería de procesos desempeña un papel estratégico para garantizar eficiencia, seguridad y viabilidad económica.
El flue gas, producto de la combustión en centrales termoeléctricas, refinerías, plantas cementeras y siderúrgicas, contiene una mezcla de gases: dióxido de carbono, oxígeno, nitrógeno, vapor de agua y trazas de contaminantes. De este flujo se extrae el CO₂ mediante técnicas como:
Cada tecnología requiere de un diseño de procesos optimizado para maximizar la pureza del CO₂ y minimizar costos energéticos. La eficiencia en esta etapa es fundamental, pues define la calidad del flujo de carbono que será transportado.
Una vez purificado, el CO₂ puede ser llevado a condiciones de temperatura y presión superiores al punto crítico (31,1 °C y 73,8 bar). En este estado, conocido como supercrítico, el gas adquiere propiedades híbridas entre líquido y gas:
Gracias a estas propiedades, transportar CO₂ supercrítico reduce los costos de bombeo, aumenta la seguridad operativa y facilita su almacenamiento o uso en procesos industriales.
La transición del CO₂ capturado desde el flue gas hasta su transporte supercrítico exige una visión integral de ingeniería de procesos. Algunas de las claves de optimización incluyen:
El CO₂ supercrítico transportado no se limita al almacenamiento geológico. La ingeniería de procesos abre la puerta a usos circulares, como:
Cada una de estas aplicaciones requiere que el transporte mantenga un flujo confiable y de alta pureza, asegurado por un diseño optimizado.
Aunque el transporte supercrítico de CO₂ desde el flue gas es una tecnología prometedora, enfrenta desafíos que la ingeniería de procesos está resolviendo:
A la vez, surgen oportunidades:
El transporte de carbono en estado supercrítico desde el flue gas es mucho más que un desafío técnico: es una solución estratégica frente al cambio climático. La ingeniería de procesos, con su capacidad de integrar ciencia, tecnología y economía, es el motor que optimiza cada eslabón de esta cadena, desde la captura hasta el uso o almacenamiento final.
En un futuro donde la reducción de emisiones será ineludible, los profesionales capacitados en estas tecnologías estarán en el centro de la transición energética. Y la pregunta no será si la industria puede hacerlo, sino quién liderará el proceso para hacerlo posible.