El gobierno brasileño ratificó su decisión de mantener el veto al proyecto que buscaba incrementar la base de regalías petroleras, un cambio tributario que habría elevado los ingresos para estados y municipios productores, pero que también hubiese incrementado los costos operativos de Petrobras y de otras compañías del sector de exploración y producción.
La confirmación del veto ha sido interpretada como una señal clara de la administración federal para proteger la competitividad de la industria petrolera brasileña, especialmente en un contexto de alta volatilidad internacional, tensiones geopolíticas y fluctuaciones en los precios del crudo.
Fuentes del Ministerio de Minas y Energía explicaron que elevar la base de regalías en este momento podría haber generado:
Incrementos en los costos de producción,
Menor atractivo para nuevas inversiones,
Desaceleración de proyectos offshore en el pre-sal,
Impactos en la cadena de proveedores y empleos,
Mayor presión fiscal sobre Petrobras, que ya enfrenta desafíos globales.
El gobierno optó por mantener el marco actual como una medida de estabilidad regulatoria, argumentando que un aumento abrupto de regalías podría afectar la velocidad de ejecución de proyectos estratégicos en aguas profundas y ultraprofundas —un segmento donde Brasil es líder mundial.
El mercado internacional del petróleo ha mostrado fuertes fluctuaciones debido a:
Conflictos en Medio Oriente,
Tensiones entre Rusia y Ucrania,
Cambios en políticas de producción de la OPEP+,
Altos costos logísticos y de seguros para transporte marítimo,
Incertidumbre sobre la demanda mundial.
Ante este entorno, Brasil busca garantizar previsibilidad para las empresas que invierten en el país, especialmente aquellas que operan en el pre-sal, donde los costos de desarrollo son elevados y requieren estabilidad a largo plazo.
Las reacciones a la ratificación del veto han sido mixtas:
Sostiene que la medida era necesaria para evitar un “shock regulatorio” que podría desincentivar nuevas rondas de licitación y comprometer la expansión productiva.
Celebraron la decisión, destacando que preservar las condiciones actuales es crucial para sostener inversiones millonarias en producción, infraestructura offshore y nuevos FPSO.
Expresaron descontento, argumentando que el aumento de la base de regalías habría incrementado significativamente los ingresos fiscales para Río de Janeiro, Espírito Santo y São Paulo.
El veto consolidado contribuye a:
Mantener la competitividad del pre-sal,
Evitar que los costos de explotación desalienten proyectos futuros,
Sostener la generación de empleos en el sector offshore,
Asegurar la continuidad de inversiones internacionales.
Brasil, que actualmente produce más de 4,2 millones de barriles equivalentes por día, se encuentra en una fase de expansión que podría verse afectada por un cambio inesperado en su régimen de regalías.
Analistas indican que el debate sobre regalías volverá eventualmente a la agenda legislativa, especialmente ante las presiones fiscales de gobiernos locales.
Sin embargo, en el corto plazo, la decisión del gobierno envía un mensaje de estabilidad y previsibilidad regulatoria, clave para mantener a Brasil como uno de los polos más dinámicos de la industria petrolera offshore mundial.