La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) alcanzaron un nuevo acuerdo salarial del 4.5 %, en el marco de la revisión del contrato colectivo de trabajo 2025–2027.
El pacto, anunciado oficialmente por ambas partes, representa un paso importante en la búsqueda de estabilidad laboral dentro de la principal empresa energética del país, y refleja el compromiso del Gobierno mexicano con la protección del empleo y la continuidad operativa en un contexto de desafíos financieros y productivos.
Fecha:Monday 20 Oct de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
El aumento salarial, que tendrá efecto retroactivo desde el 1 de agosto de 2025, se suma a una actualización de las prestaciones sociales y beneficios sindicales, incluyendo apoyo médico, transporte y vivienda.
Según un comunicado de la empresa, el objetivo es “mantener el poder adquisitivo de los trabajadores y fortalecer el compromiso con la eficiencia operativa y la productividad”.
El acuerdo llega en un momento de especial complejidad para Pemex, que continúa enfrentando una deuda superior a los US$ 100 000 millones, altos costos de mantenimiento y presiones para modernizar sus refinerías.
A pesar de ello, el Gobierno federal —accionista único de la empresa— ha respaldado las negociaciones, argumentando que el fortalecimiento de las condiciones laborales es clave para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sector energético nacional.
El STPRM, una de las organizaciones sindicales más poderosas de América Latina, cuenta con más de 90 000 trabajadores afiliados.
Históricamente, ha tenido un peso político considerable en las decisiones de la empresa y en la política energética nacional.
La negociación de este nuevo contrato colectivo se llevó a cabo bajo la dirección del líder sindical Ricardo Aldana, quien destacó que el acuerdo “es un triunfo del diálogo y la concertación social, sin afectar las finanzas públicas ni comprometer el rumbo de Pemex”.
Analistas laborales y económicos señalan que el acuerdo es también un gesto político: busca reforzar la relación entre el Gobierno federal y el sindicato petrolero en un momento de cambios estructurales, con reformas orientadas hacia la soberanía energética y la modernización industrial.
El aumento del 4.5 % podría parecer moderado frente a las demandas iniciales del sindicato, pero representa una decisión de equilibrio financiero, considerando los compromisos de inversión de Pemex en refinación, exploración y transición energética.
Actualmente, la empresa opera seis refinerías en México y una más en Texas (Deer Park), además de proyectos de expansión en Dos Bocas y modernización en Tula y Salamanca.
Con una plantilla de más de 120 000 empleados directos e indirectos, Pemex es uno de los mayores empleadores del país, y cada ajuste contractual impacta significativamente en el gasto público.
Sin embargo, el Gobierno de México ha insistido en que la estabilidad laboral es esencial para asegurar el éxito de los programas energéticos nacionales, especialmente en un contexto de incertidumbre global por la volatilidad de los precios del petróleo.
Aunque el acuerdo laboral fue recibido con satisfacción por los trabajadores, expertos advierten que Pemex enfrenta retos estructurales que van más allá del plano salarial.
Entre ellos destacan:
La reducción de su deuda corporativa, una de las más altas del mundo en el sector energético.
La necesidad de aumentar la producción nacional de crudo, que se ha mantenido estancada entre 1.6 y 1.8 millones de barriles diarios.
La transición hacia fuentes de energía más limpias, en línea con los compromisos ambientales internacionales.
El economista energético Carlos Morales Gil, exfuncionario de la empresa, advirtió que “mantener una nómina estable y motivada es positivo, pero Pemex necesita también modernizar sus operaciones y recuperar la confianza del mercado internacional”.
El acuerdo salarial del 4.5 % trasciende lo puramente económico: se interpreta como un mensaje de estabilidad política y social, en vísperas de un periodo electoral donde la energía y el empleo serán temas centrales.
Con este pacto, el Gobierno busca mostrar que Pemex continúa siendo el eje de la soberanía energética de México, combinando justicia laboral con responsabilidad financiera.
En palabras de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, “Pemex es más que una empresa: es símbolo de identidad nacional. Este acuerdo garantiza que sus trabajadores sigan siendo parte activa del futuro energético de México”.
El nuevo contrato entre Pemex y el STPRM consolida un entendimiento clave para la paz laboral, refuerza el compromiso con la productividad y envía un mensaje de estabilidad al sector energético nacional e internacional.
Sin embargo, también deja en evidencia los retos profundos que enfrenta la empresa: reducir deuda, incrementar eficiencia y avanzar hacia un modelo energético más sostenible.
A pesar de los desafíos, el acuerdo de octubre 2025 marca un respiro para la industria petrolera mexicana, que continúa siendo —más que un motor económico— un símbolo del orgullo y la soberanía del país.