En abril de 2025, Venezuela dio un nuevo paso en su intento por mantener la relevancia en el mercado petrolero internacional al lanzar oficialmente una nueva mezcla de crudo denominada Blend 22. Esta iniciativa, impulsada por Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), responde tanto a la inminente expiración de licencias temporales que permiten ciertas exportaciones bajo sanciones estadounidenses como a la necesidad de diversificar su portafolio y encontrar compradores fuera del tradicional circuito occidental.
El Blend 22 representa una estrategia técnica, política y comercial de alto valor simbólico: un intento de Venezuela por reposicionarse globalmente sin depender de los canales comerciales controlados por EE. UU., abriendo espacios en Asia, Europa y otras regiones dispuestas a negociar petróleo venezolano bajo nuevas condiciones.
El Blend 22 es una mezcla de crudo mediano agrio, compuesta principalmente por petróleo extraído de campos en el oeste de Venezuela, como Bachaquero, Lagunillas y Cabimas. Esta combinación fue desarrollada por los ingenieros de PDVSA con el objetivo de:
Ajustarse a especificaciones de refinerías internacionales, particularmente aquellas en Asia y Europa que pueden procesar crudo mediano con altos niveles de azufre.
Presentar un producto más estable y homogéneo que los crudos extrapesados de la Faja Petrolífera del Orinoco.
Reducir la necesidad de diluyentes importados, que encarecen la producción de crudos pesados venezolanos.
El nombre "Blend 22" hace referencia tanto a sus características técnicas como a una codificación interna adoptada por PDVSA en los estudios de laboratorio realizados desde mediados de 2024.
Desde la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos en 2019, el gobierno de Nicolás Maduro ha tenido que reformular sus estrategias de exportación petrolera. Con limitaciones para vender a empresas estadounidenses y europeas, y bajo amenazas legales contra intermediarios, PDVSA ha recurrido a:
Operaciones trianguladas o encubiertas para colocar crudo en Asia.
Pagos en especie mediante canjes con aliados geopolíticos.
Acuerdos directos con empresas chinas, iraníes, rusas e indias, muchas veces sin acceso a tecnologías de refinación más avanzadas.
El lanzamiento del Blend 22 busca normalizar y estandarizar una oferta exportable, permitiendo a Venezuela competir de forma más transparente y sostenible en el mercado global sin sacrificar márgenes.
En abril de 2025, Maurel & Prom, empresa con sede en Francia y autorizada por una licencia especial de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), recibió los primeros cargamentos oficiales de Blend 22. Los envíos se realizaron desde puertos del occidente venezolano hacia terminales europeos, con destino a refinerías que ya procesan crudos similares.
Aunque los volúmenes iniciales fueron limitados, fuentes del sector indican que PDVSA espera exportar hasta 150.000 barriles diarios de Blend 22 en los próximos meses, si se logran acuerdos con compradores en Turquía, India, China y algunos estados africanos.
Expertos del mercado energético han señalado que el éxito del Blend 22 dependerá de su:
Estabilidad de oferta y calidad técnica
Precio competitivo frente a otras mezclas como el Basrah Light, Urals o Maya
Capacidad logística de PDVSA para mantener flujos regulares
Pese al entusiasmo oficial, el Blend 22 enfrenta importantes desafíos:
La mayoría de las instalaciones de PDVSA necesitan rehabilitación urgente. Desde unidades de mezcla hasta terminales de carga, muchos equipos sufren deterioro por falta de mantenimiento o repuestos. Esto puede comprometer la calidad del crudo y su homogeneidad.
La permanencia de las sanciones dificulta la contratación de seguros, financiamiento de operaciones y contratación de navieras. Aunque algunos países compran crudo venezolano a través de terceros, los riesgos legales siguen vigentes.
La expiración de las licencias otorgadas por EE. UU. en mayo de 2025 podría limitar aún más las opciones de exportación, obligando a PDVSA a depender completamente de canales no occidentales.
El Blend 22 no es solo un producto técnico, sino parte de una estrategia mayor:
Recuperar prestigio y presencia internacional como proveedor confiable de crudo.
Reducir la dependencia de socios estadounidenses, especialmente en un contexto de endurecimiento de sanciones.
Aumentar el ingreso de divisas para enfrentar la crisis económica y financiar programas sociales e inversión pública.
Abrir nuevos mercados en países del Sur Global que buscan alternativas energéticas a proveedores tradicionales.
A corto plazo, el Blend 22 es una solución paliativa para mantener activa la maquinaria exportadora del país. A mediano y largo plazo, su éxito dependerá de la capacidad del Estado venezolano para:
Estabilizar la producción
Mejorar la calidad técnica del crudo
Superar las restricciones financieras
Ganar confianza entre compradores globales
El mercado de crudos medianos y pesados sigue siendo relevante, especialmente en regiones con refinerías adaptadas a estas calidades. Si Venezuela logra consolidar el Blend 22 con un precio competitivo y una oferta estable, podría posicionarse nuevamente como un jugador relevante en el comercio energético internacional.
El lanzamiento del Blend 22 representa un intento estratégico de Venezuela por adaptarse a un nuevo entorno geopolítico, marcado por sanciones, restricciones logísticas y una transición energética que desafía a los países productores tradicionales. Más que una nueva mezcla de crudo, el Blend 22 es una apuesta por la supervivencia operativa de PDVSA y por el futuro económico del país.
Queda por ver si el mercado responderá con confianza a esta nueva propuesta y si Venezuela podrá sostener una producción consistente, tecnológicamente viable y legalmente segura.