Venezuela redirige su petróleo a Asia: Auge de exportaciones y giro estratégico hacia China

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR PETRÓLEO

En junio de 2025, las exportaciones petroleras de Venezuela alcanzaron los 844 000 barriles por día, impulsadas por el crecimiento del comercio con China. Más del 90 % del crudo se dirigió a refinerías chinas mediante operadores intermediarios, consolidando un viraje energético estratégico. El país también exportó 233 000 toneladas de derivados, incluyendo cargamentos de crudo pesado Boscan hacia el mercado asiático. Este auge representa una respuesta pragmática frente a las sanciones y desafíos internos.

Venezuela redirige su petróleo a Asia: Auge de exportaciones y giro estratégico hacia China

Fecha:
Wednesday 09 Jul de 2025

Gestor:
ESCUELA ESGEP

Auge en los envíos de crudo venezolano

Durante el mes de junio de 2025, Venezuela registró un repunte significativo en sus exportaciones de petróleo crudo, alcanzando un promedio de 844 000 barriles por día (bpd). Esta cifra representa un incremento del 8 % con respecto a mayo, confirmando una tendencia de recuperación sostenida tras las restricciones impuestas por las sanciones internacionales. El volumen fue canalizado principalmente hacia Asia, donde las refinerías chinas emergen como el principal destino del crudo venezolano.

Este crecimiento en las exportaciones se ha logrado a través de una estrategia de triangulación que involucra intermediarios, empresas operadoras y buques bajo banderas de conveniencia. La práctica ha permitido sortear las limitaciones derivadas de las sanciones estadounidenses y ha garantizado un flujo constante de ingresos para el Estado venezolano. Más del 90 % del petróleo exportado en junio tuvo como destino final a China, reafirmando la alianza energética que se ha consolidado entre ambos países.

La estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) ha optimizado sus operaciones logísticas mediante convenios con empresas mixtas y socios estratégicos que participan en la comercialización del crudo. Estas iniciativas se enmarcan en un esquema de sobrevivencia económica donde el petróleo sigue siendo el pilar central de la economía venezolana, a pesar del deterioro estructural de la infraestructura petrolera nacional.

Subproductos y derivados: diversificación hacia petroquímicos

Además del crudo, Venezuela despachó un total de 233 000 toneladas métricas de subproductos y petroquímicos durante junio, reforzando su estrategia de diversificación de exportaciones. Entre los cargamentos más relevantes se encuentran volúmenes de crudo Boscan, un petróleo extrapesado que históricamente ha presentado dificultades logísticas por su alta viscosidad, pero que cuenta con demanda específica en refinerías asiáticas diseñadas para este tipo de insumo.

Los subproductos incluyen fuel oil, nafta, metanol y diluyentes, que fueron embarcados desde los principales puertos operativos del país, como Jose, Amuay y Puerto La Cruz. Si bien las capacidades de refinación en el país se mantienen deprimidas, parte de estas exportaciones provienen de inventarios acumulados y acuerdos de procesamiento realizados en plantas aliadas ubicadas fuera del territorio nacional.

Este repunte en los envíos petroquímicos también responde a una necesidad de mejorar el ingreso neto por exportación. Los derivados del petróleo tienen un valor agregado mayor, lo cual contribuye a mitigar parcialmente el impacto de los descuentos que Venezuela se ve obligada a ofrecer en el mercado internacional debido a su estatus sancionado y a la baja calidad de algunos crudos.

La intermediación como respuesta a las sanciones

Uno de los elementos centrales en el esquema actual de comercialización venezolana es la utilización de intermediarios. Estas entidades —en su mayoría firmas registradas en paraísos fiscales o en jurisdicciones con poca transparencia financiera— adquieren el crudo venezolano, lo transportan y lo revenden a refinerías, principalmente en China. Este mecanismo, aunque opaco, ha permitido sortear las restricciones que impiden a PDVSA comercializar directamente su producción en mercados tradicionales.

A través de estos actores intermediarios, Venezuela ha logrado mantener operativas sus exportaciones sin depender de grandes comercializadoras globales que, en el contexto de sanciones, se han retirado del país. Si bien esta estrategia reduce los márgenes de ganancia, garantiza un mínimo de ingreso fiscal, al mismo tiempo que diluye el riesgo jurídico de las empresas compradoras.

Asimismo, el uso de buques tanque con sistemas de navegación desactivados y rutas indirectas, así como el almacenamiento en altamar, son técnicas que han sido empleadas para esquivar la trazabilidad de las exportaciones. Estas tácticas, aunque legales en algunos casos, han sido duramente criticadas por analistas internacionales debido a la falta de transparencia y a los riesgos ambientales asociados.

Consolidación del vínculo energético con China

China ha consolidado su rol como el principal socio energético de Venezuela en la actualidad. Esta relación se ha basado en acuerdos de largo plazo, pagos diferidos de deuda, inversiones conjuntas y, en los últimos meses, un incremento de las compras de crudo a precios de descuento. Para el país asiático, esta asociación representa una oportunidad estratégica de diversificación del suministro, en un contexto global donde la seguridad energética se ha vuelto prioritaria.

Las refinerías chinas, como las ubicadas en Dalian, Zhoushan y Tianjin, han adaptado su infraestructura para procesar petróleo extrapesado venezolano. Esto les otorga una ventaja competitiva frente a otros actores globales, ya que aprovechan crudos con precios por debajo del Brent o WTI. Además, muchas de estas compras son canalizadas a través de acuerdos estatales o empresas chinas vinculadas al Partido Comunista, lo que reduce el escrutinio internacional.

Para Venezuela, este vínculo representa una tabla de salvación en medio del aislamiento financiero global. No obstante, también implica una fuerte dependencia de un único mercado, lo que puede limitar la capacidad de negociación futura. A pesar de ello, el gobierno venezolano ha reiterado que China seguirá siendo su socio prioritario en materia energética, con planes de expansión conjunta en proyectos de exploración, refinación y comercialización.

Desafíos persistentes en producción e infraestructura

A pesar del incremento en exportaciones, la producción petrolera venezolana sigue enfrentando limitaciones estructurales. Según datos extraoficiales, la producción se mantiene en torno a 820 000 bpd, aún muy por debajo de los niveles históricos de más de 2 millones bpd que Venezuela alcanzó en la década de 2000. Las principales causas de esta caída son la falta de mantenimiento, la escasez de piezas y repuestos, la fuga de talento técnico y las sanciones internacionales.

Las refinerías del país operan a menos del 30 % de su capacidad instalada. La reciente paralización de la refinería Cardón, provocada por un apagón general el 25 de junio, puso nuevamente en evidencia la fragilidad del sistema eléctrico nacional y su impacto sobre la actividad petrolera. Esta situación obliga al país a depender aún más de la exportación de crudo sin refinar, limitando sus ingresos potenciales.

Además, los accidentes ambientales, los derrames de petróleo y los incidentes de seguridad siguen afectando la reputación del sector energético venezolano. A pesar de los esfuerzos de PDVSA por recuperar parte de su capacidad operativa, la falta de inversión sostenida y la obsolescencia de muchas instalaciones continúan siendo obstáculos mayores.

Perspectivas a corto y mediano plazo

La estrategia de exportar crecientemente hacia China podría mantenerse como pilar del modelo energético venezolano al menos durante los próximos dos años. La clave estará en si se logran nuevos acuerdos con Beijing que permitan ampliar el financiamiento para proyectos de recuperación de pozos, modernización de instalaciones y expansión del parque refinador.

Igualmente, el desenlace del proceso judicial por la venta de Citgo en Estados Unidos y la evolución de las sanciones internacionales marcarán el rumbo de la política petrolera. Si se mantienen las restricciones, Venezuela tendrá que profundizar su esquema de triangulación comercial. En cambio, si se da algún alivio sancionatorio, el país podría recuperar acceso a mercados más amplios y a financiamiento internacional.

En este contexto, PDVSA ha mostrado señales de querer reestructurar su esquema de negocios. Se han anunciado conversaciones con empresas rusas, iraníes y chinas para nuevos contratos de operación, así como propuestas para modernizar el marco legal de hidrocarburos. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas dependerá de la estabilidad política interna, la capacidad de cumplimiento de contratos y la confianza de los inversionistas.


Conclusión final

Venezuela ha logrado reposicionarse parcialmente en el mercado petrolero internacional mediante una política de exportación centrada en Asia y, específicamente, en China. Este crecimiento de las exportaciones petroleras en junio de 2025, junto con el aumento de envíos de derivados, demuestra la capacidad del país para adaptarse en un entorno adverso. No obstante, las limitaciones estructurales de la industria, la dependencia de intermediarios y la concentración de mercados son retos que podrían condicionar su sostenibilidad a largo plazo. En este complejo equilibrio entre pragmatismo económico y presión geopolítica, el petróleo venezolano continúa navegando un sendero incierto pero crucial para la estabilidad financiera del país.

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