Estudios sísmicos en el lote Z‑62, frente a Lambayeque y La Libertad, han revelado señales prometedoras de hidrocarburos. Anadarko y Chevron se unen para perforar pozos exploratorios, lo que podría catapultar la producción peruana a 400 000 barriles por día frente a los actuales 45 000. Este descubrimiento representa una oportunidad inédita para recuperar la autosuficiencia energética y convertirse en exportador neto, siempre que avancen los procesos técnicos, logísticos y regulatorios.
Fecha:Tuesday 22 Jul de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
El lote Z‑62 se ubica en el zócalo continental frente a Lambayeque y La Libertad, en aguas someras con un importante potencial petrolero. Estudios sísmicos recientes por Anadarko revelan patrones geofísicos compatibles con la presencia de hidrocarburos, lo que abre la puerta para una nueva etapa exploratoria en la costa norte.
El ministro de Energía y Minas ha confirmado que los resultados sísmicos son “muy positivos”, con estructuras que ameritan seguir con perforaciones confirmatorias. Este hallazgo rompe el estancamiento de exploración offshore en los últimos años y posiciona a Perú como candidato a protagonizar el próximo ciclo de desarrollo energético regional.
Los datos actuales no indican volúmenes exactos, pero la esperanza crece en torno a reservas que podrían transformar el perfil del país. La estimación apunta a un impacto sustantivo sobre la producción nacional y un cambio en el balance energético.
Anadarko lideró la obtención y análisis de registros sísmicos, invirtiendo en tecnología y talento especializado. Tras los resultados prometedores, se unió a Chevron, que aporta experiencia internacional en perforación offshore, creando una asociación sólida para la fase de pozos exploratorios.
La alianza ha sido clave para asegurar capital, técnicos y logística internacional. La perforación de al menos cinco pozos exploratorios y diez confirmatorios ya está planificada, con autorizaciones que han recibido luz verde y compromiso operativo.
Contar con marcas globales también eleva la credibilidad del proyecto y facilita el acceso a financiamiento, seguros, baterías de equipos y buques de bienestar, lo que eventualmente acelera la ejecución técnica.
Perú produce menos de 45 000 b/d actualmente, mientras su demanda nacional supera los 300 000 b/d. Alcanzar los 400 000 b/d implicaría no solo cubrir la demanda interna, sino también exportar excedentes, redefiniendo el papel del país en el mercado global.
Este nivel de producción, alcanzable con los hallazgos consolidados, lo ubicaría entre los principales productores offshore del continente. El segmento marino ganaría peso, disminuyendo la dependencia en yacimientos onshore maduros y de bajo rendimiento.
Sin embargo, lograr esta meta requiere validar volúmenes comercialmente viables, construir infraestructura de transporte y almacenamiento, y asegurar mercados internacionales para la exportación.
La refinería Talara, actualizada para procesar hasta 95 000 b/d, se convierte en un aliado esencial: permitirá transformar los líquidos captados offshore en productos de valor agregado en suelo nacional.
Esta infraestructura no solo es crucial para satisfacer demanda interna con hidrocarburos de los nuevos pozos, sino también para posicionarse como base industrial que respalde la fase de explotación.
Además, podría facilitar el desarrollo de plantas petroquímicas y logística marítima, maximizando los beneficios económicos del descubrimiento.
El Ministerio de Energía y Minas ya aprobó la perforación de pozos exploratorios y confirmatorios en el lote Z‑62. Este paso legal formaliza el cronograma de perforación y permite iniciar el flujo de servicios offshore.
Ahora se avanza en permisos ambientales, consultoría con comunidades, y licencias vinculadas a seguridad y operación marina. La flexibilidad de la normativa reciente implica una gestión más ágil, clave para sostener el ritmo del proyecto.
El éxito dependerá de mantener plazos, prevenir burocracia excesiva y gestionar con transparencia, elementos vitales para evitar retrasos que pongan en duda la inversión extranjera.
Para transportar hidrocarburos será necesario fortalecer terminales marítimos en la región, construir oleoductos costeros y mejorar accesos terrestres hacia Talara y otras refinerías.
La cercanía a puertos como Salaverry y Callao brinda una ventaja logística, pero precisa ampliaciones técnicas: muelles, tanques de almacenamiento, sistemas de transferencia y barcos tanques listos para exportar o distribuir.
Sin este soporte, incluso si los pozos son altamente productivos, se corre el riesgo de congestión logística que frene desarrollo y aumente costos operativos.
La fase de exploración y desarrollo traerá empleo cualificado en ingeniería, geología, buques de perforación, servicios logísticos y construcción. Esto dinamizará Lambayeque, La Libertad y las zonas costeras.
Los proveedores locales de servicios petroleros se posicionarán para capitalizar el proyecto, generando oportunidades para PyME y mejorando las capacidades técnicas nacionales.
También se esperan ingresos tributarios, regalías y fondos sociales que beneficiarían a las comunidades locales: infraestructura, salud, educación e inversión social podrían impulsar el desarrollo regional.
Un polo petrolero offshore convertiría a Perú en actor relevante en el Pacífico, con capacidad para exportar a Asia y mercados atendidos por embarcaciones costa afuera.
Esto diversificaría la oferta de hidrocarburos y reduciría el riesgo de dependencia de proveedores tradicionales. También abriría la puerta a alianzas de comercio energético y contratos a largo plazo.
El país ganaría estatus como proveedor confiable y estratégico, con capacidad de negociación en entornos energéticos globales.
Operar en mar somero requiere cuidado con ecosistemas marinos, pesca y contenidos culturales de comunidades costeras. Deben implementarse mecanismos robustos de monitoreo, restauración y control de derrames.
El diálogo con poblaciones locales es vital: impacta pesca artesanal, turismo y recreación. Participación temprana y beneficios comunitarios contribuirán a evitar conflictos sociales.
La tarea es diseñar un plan integral que combine desarrollo con sustentabilidad, plantando una base social y ambiental sólida para el proyecto.
Si los pozos no confirman reservas comerciales, los inversionistas podrían retirar fondos, generando fuerte impacto técnico y de confianza. Esto subraya la importancia de diversidad y contingencia en los hallazgos.
La volatilidad de precios internacionales también representa factor condicionante: un entorno de bajos precios podría postergar el desarrollo, limitando rentabilidad.
Por ello, tanto Chevron como Anadarko mantienen modelos de precios conservadores para evaluar viabilidad y sostener el desarrollo en distintos escenarios de mercado.
En los próximos meses se esperan los primeros pozos exploratorios, cuyos resultados definirán si se avanza a la producción confirmada. Esta fase podría tardar entre 12 a 24 meses.
Tras la confirmación, se pasará a la perforación confirmatoria y definición del volumen recuperable. Luego iniciará el desarrollo de infraestructura (plataformas, oleoductos, almacenamiento).
El objetivo es iniciar producción comercial entre fines de 2027 e inicios de 2028, con mirada ambiciosa de alcanzar volúmenes significativos hacia 2030.
Los indicios geológicos en el lote Z‑62 abren una puerta de transformación energética para Perú. Con potencial para expandir producción hasta 400 000 b/d, anticipa una profunda revolución petrolera offshore.
Sin embargo, esto depende de procesos técnicos, inversión, logística, regulación y sostenibilidad ambiental y social. Si se gestionan bien, el país pasaría de la dependencia energética a convertirse en productor y exportador, fortaleciendo su papel estratégico.
Este es un punto de inflexión para la política energética y el desarrollo regional. El desafío ya no es “si” se producirá, sino “cómo” se convertirá en realidad un nuevo capítulo de la industria petrolera peruana.