El Gobierno peruano ha dado un paso firme hacia la transformación de su matriz energética y el fortalecimiento del sector hidrocarburos, con una ambiciosa estrategia de cooperación internacional que involucra a actores clave como Arabia Saudita, Estados Unidos (Chevron) y Ecuador.
El ministro de Energía y Minas, Jorge Luis Montero, confirmó que se están avanzando negociaciones estratégicas que buscan reposicionar a Perú como un país productor y no solo importador de crudo, además de impulsar el desarrollo de minerales críticos y modernizar su infraestructura energética.
Fecha:Monday 20 Oct de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
Según Montero, el Gobierno peruano prepara la firma de un memorando de entendimiento con Arabia Saudita, prevista para noviembre de 2025, con el objetivo de establecer una cooperación técnica y financiera en minerales estratégicos, especialmente litio, cobre y níquel, elementos esenciales para la transición energética global.
Este acuerdo abriría la puerta a inversiones del Fondo Soberano saudí (PIF) y empresas como Saudi Aramco, interesadas en proyectos de exploración y desarrollo minero-energético en territorio peruano. La iniciativa también incluye la posibilidad de transferencia tecnológica en materia de energía renovable y producción de combustibles limpios, un paso relevante para diversificar la matriz energética peruana.
Otro de los anuncios más destacados fue la participación de la empresa Chevron, que iniciará en 2026 la perforación de tres bloques costa afuera (offshore) en el Pacífico peruano. De confirmarse los niveles de reservas esperados, el país podría alcanzar una producción potencial de entre 250.000 y 300.000 barriles diarios, lo que representaría una revolución en la capacidad energética nacional.
El ministro Montero indicó que, de concretarse los descubrimientos, Perú podría dejar de importar petróleo en un plazo de tres años, convirtiéndose nuevamente en un país con autosuficiencia energética. Además, este proyecto permitiría atraer más de USD 3.000 millones en inversiones directas y generar miles de empleos en regiones costeras como Piura y Lambayeque.
Chevron, que ya opera en distintos mercados latinoamericanos, evaluó la estabilidad macroeconómica y la seguridad jurídica como factores clave para su decisión. “Estamos observando señales positivas en la política energética del Perú, y existe un potencial importante en su plataforma marina”, declaró una fuente cercana a la compañía citada por Reuters.
El tercer eje del plan peruano consiste en fortalecer la cooperación energética con Ecuador, mediante un acuerdo bilateral que permitirá transportar crudo ecuatoriano a través del oleoducto Norperuano hasta la Refinería de Talara, recientemente modernizada.
Este convenio representa un doble beneficio: por un lado, incrementa la carga de crudo para Petroperú, optimizando la capacidad operativa de la refinería; y por otro, consolida la integración energética andina, un paso clave hacia la interconexión regional en materia de hidrocarburos.
La Refinería de Talara, considerada una de las más modernas de Sudamérica tras una inversión superior a USD 5.000 millones, podrá procesar hasta 95.000 barriles diarios de crudo ligero y pesado, incrementando la producción de combustibles limpios y reduciendo las importaciones de diésel y gasolina.
La estrategia integral que impulsa el Gobierno busca revertir años de dependencia externa y aprovechar el potencial energético del país. En palabras del ministro Montero, “Perú tiene recursos, talento técnico y una ubicación estratégica. Si logramos combinar inversión extranjera con políticas públicas estables, podremos alcanzar la autosuficiencia y convertirnos en un actor relevante en la región”.
Analistas del sector energético coinciden en que la participación de Chevron, el interés de Arabia Saudita y la cooperación con Ecuador marcan el inicio de una nueva etapa de diversificación y crecimiento energético, tanto en hidrocarburos como en minería sostenible.
Este esfuerzo conjunto, además, refuerza la posición del Perú en los foros internacionales de energía, al alinearse con los objetivos de transición y seguridad energética global.
Conclusión:
Con la mirada puesta en 2026, Perú apuesta por un renacimiento energético que combina inversión extranjera, tecnología de punta y cooperación regional. Si los proyectos anunciados se concretan, el país podría pasar de ser un importador neto a un nuevo referente energético de Sudamérica, impulsando desarrollo, empleo y sostenibilidad en la próxima década.