Vaca Muerta, el principal yacimiento de shale de Argentina, enfrenta una paradoja: mientras Moody’s lo destaca como motor económico y exportador regional, Reuters advierte una desaceleración operativa en el tercer trimestre de 2025. La caída en perforaciones y fracturas se atribuye a precios internacionales bajos, costos logísticos elevados y volatilidad cambiaria. Empresas como YPF y Tecpetrol ajustaron sus metas, lo que podría afectar el Plan Nacional de Exportación Energética 2030. El gobierno de Javier Milei apuesta al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) para atraer capitales, aunque enfrenta resistencias. La situación exige revisar estrategias para sostener el potencial transformador del yacimiento.
Fecha:Wednesday 08 Oct de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
El yacimiento de Vaca Muerta, considerado el corazón energético de Argentina y uno de los reservorios de shale más importantes del mundo, atraviesa un momento de contrastes. Mientras organismos internacionales como Moody’s destacan su potencial transformador y exportador, nuevos reportes advierten sobre una desaceleración en la actividad operativa que podría comprometer los planes estratégicos del gobierno de Javier Milei.
En su más reciente informe sobre mercados emergentes, la calificadora de riesgo Moody’s elogió el desempeño del sector energético argentino, señalando a Vaca Muerta como “una plataforma clave para la transformación económica del país y su posicionamiento como exportador regional de hidrocarburos”. El documento destaca los avances en infraestructura, acuerdos de inversión y el creciente interés de empresas internacionales en participar del desarrollo del yacimiento.
Según Moody’s, si se mantiene el ritmo de inversión y se consolidan los marcos regulatorios, Argentina podría duplicar sus exportaciones energéticas en los próximos cinco años, con Vaca Muerta como principal fuente de producción de gas y petróleo no convencional.
Sin embargo, un reporte publicado por Reuters en octubre encendió las alarmas. El análisis revela una caída significativa en el número de perforaciones y fracturas hidráulicas realizadas durante el tercer trimestre de 2025. Las causas principales serían la baja en los precios internacionales del crudo, el encarecimiento de insumos técnicos y logísticos, y la persistente volatilidad cambiaria que afecta la planificación de inversiones.
Empresas operadoras como YPF y Tecpetrol habrían ajustado sus proyecciones de producción para el último trimestre del año, priorizando eficiencia sobre expansión. Esta desaceleración podría impactar directamente en los objetivos del Plan Nacional de Exportación Energética 2030, impulsado por el presidente Milei, que busca posicionar a Argentina como proveedor estratégico de energía para Brasil, Chile y Europa.
La situación plantea un desafío para la administración nacional, que ha apostado fuertemente por el sector energético como motor de recuperación económica. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado, busca atraer capitales extranjeros con beneficios fiscales y garantías jurídicas, pero su implementación aún enfrenta resistencias en el Congreso y en sectores sociales.
Además, la desaceleración en Vaca Muerta podría afectar la narrativa oficial sobre autosuficiencia energética y limitar la capacidad de negociación en acuerdos bilaterales con países vecinos.
Vaca Muerta sigue siendo una pieza clave del rompecabezas energético argentino. Su potencial no está en duda, pero los desafíos operativos, financieros y geopolíticos exigen una revisión estratégica. La combinación de reconocimiento internacional y señales de alerta obliga a repensar los tiempos, las prioridades y los mecanismos de financiamiento para garantizar que el yacimiento cumpla su promesa de transformación nacional.