Ecuador apuesta por el crecimiento energético con una nueva ronda petrolera en la Amazonía

Ecuador lanzó la Ronda Intracampos III para atraer inversión privada en tres bloques petroleros ubicados en Sucumbíos, con el objetivo de fortalecer la producción nacional. Los campos Lumbaqui, Tetete Sur y Pañayacu Norte podrían sumar entre 9.900 y 12.000 barriles diarios, gracias a inversiones que oscilarían entre USD 113 millones y 360 millones. Esta iniciativa se integra a la estrategia del Estado para reactivar el sector hidrocarburos y aprovechar la infraestructura existente, como el SOTE y el OCP. Además, promete generar empleo y dinamizar la economía amazónica mediante la contratación de mano de obra local. Aunque el potencial es significativo, el éxito dependerá de resultados exploratorios, cumplimiento ambiental y diálogo con comunidades. Con esta ronda, Ecuador busca impulsar su crecimiento energético y asegurar mayor estabilidad económica a futuro.

En un acto oficial celebrado hoy, el Gobierno ecuatoriano, a través del Ministerio de Ambiente y Energía de Ecuador, puso en marcha la ronda licitatoria Ronda Intracampos III, destinada a atraer inversiones privadas para la exploración y desarrollo de tres bloques petroleros en la Amazonía. Los campos involucrados son Lumbaqui, Tetete Sur y Pañayacu Norte, ubicados en la provincia amazónica de Sucumbíos, una zona históricamente vinculada a la industria del crudo.

Según las autoridades, la iniciativa aspira a atraer una inversión de entre US$ 113 millones (solo exploración) y hasta US$ 360 millones si se considera todo el desarrollo y explotación de los bloques.Con estos recursos y tras la adjudicación de contratos a empresas privadas, se espera que la producción nacional aumente entre 9.900 y 12.000 barriles diarios una vez que los campos entren en fase productiva. 

¿Qué significa para Ecuador?

El lanzamiento de la Ronda Intracampos III se enmarca dentro de una estrategia más amplia del Estado para revitalizar el sector hidrocarburos del país, que en los últimos años había visto una caída en su producción. Si los resultados son exitosos, los nuevos bloques podrían integrarse a la infraestructura existente —como el oleoducto SOTE y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP)— lo que facilita la reactivación de estos pozos sin necesidad de construir grandes obras nuevas.

Además de su impacto en producción, la ronda representa una oportunidad de desarrollo social y económico para las comunidades amazónicas: durante la presentación oficial, se estimó la creación de cientos de empleos directos e indirectos, priorizando mano de obra local.

Detalles de los bloques

• Lumbaqui: identificado como el de mayor potencial dentro de la ronda, con estimaciones preliminares que apuntan a una extracción significativa, en caso de adjudicación. 
• Tetete Sur y Pañayacu Norte: aunque con reservas menores comparadas con Lumbaqui, se espera que su desarrollo contribuya al volumen total proyectado por la ronda. 

El Gobierno aclaró que los contratos se adjudicarán bajo la modalidad de “participación”, lo que implica que las empresas privadas asumirán la inversión, el riesgo técnico y operativo, sin requerir financiamiento público directo.

Retos y expectativas

Si bien la expectativa de añadir hasta 12.000 barriles diarios es ambiciosa, las autoridades reconocen que el éxito dependerá de varios factores: resultados de perforaciones exploratorias, eficiencia operativa, respeto a normativas ambientales y dialogo con comunidades locales.

La ronda también llega en un contexto de presión sobre el sector petrolero global: precios volátiles, demanda incierta y crecientes exigencias ambientales. En ese sentido, el Gobierno resaltó que los bloques fueron delimitados fuera de áreas protegidas, y que toda actividad deberá cumplir rigurosos controles ambientales.

Conclusión

Con la Ronda Intracampos III, Ecuador da un paso relevante para revitalizar su producción petrolera, atraer inversión privada y generar desarrollo en la Amazonía. Si los proyectos prosperan, los 12.000 barriles adicionales prometidos pueden traducirse en ingreso de divisas, empleo, reactivación económica y mayor seguridad energética nacional. El mundo petrolero —y el país— observarán de cerca los resultados de esta apuesta ambiciosa por el futuro del crudo ecuatoriano.