En abril de 2025, el Gobierno del Perú intensificó sus esfuerzos por revitalizar su sector petrolero a través de la promoción de nuevas inversiones extranjeras. En este contexto, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) anunció el envío de una delegación oficial a Arabia Saudita con el objetivo de presentar las oportunidades que ofrece el país andino en exploración, explotación y reactivación de campos petroleros, especialmente en la Amazonía y la costa norte del país.
La iniciativa forma parte de una estrategia más amplia de apertura a capitales del Medio Oriente, región conocida por su fuerte músculo financiero y su creciente interés en expandir su presencia en América Latina, no solo como compradores de petróleo, sino como inversores activos en infraestructura energética.
El viaje de la delegación peruana a Arabia Saudita no es casual ni improvisado. El ministro de Energía y Minas, Jorge Montero, ha señalado en múltiples entrevistas que el Perú necesita reactivar y diversificar su matriz energética. Aunque el país ha avanzado en la expansión del gas natural y las energías renovables, el potencial petrolero sigue sin ser completamente aprovechado.
Las principales líneas de acción del gobierno en esta misión son:
Promover contratos de exploración y explotación en zonas aún no desarrolladas.
Reactivar campos actualmente paralizados, como los del lote 192 y 64 en Loreto.
Incentivar la asociación con Petroperú como operador estatal y socio estratégico.
Buscar financiamiento para modernizar infraestructura de transporte y refinación.
Arabia Saudita, a través de su fondo soberano y empresas estatales como Saudi Aramco, ha mostrado un creciente interés en invertir fuera de sus fronteras, especialmente en mercados emergentes que garanticen estabilidad y acceso a recursos energéticos.
En América Latina, ya ha explorado oportunidades en países como Brasil, Argentina y México. El acercamiento con Perú responde a una lógica de diversificación geográfica e influencia geopolítica, así como a la búsqueda de nuevos socios energéticos en regiones que no representen riesgos directos para su hegemonía en la OPEP.
La delegación peruana tendrá reuniones con:
El Ministerio de Energía saudí
Ejecutivos de Saudi Aramco
Representantes del Fondo de Inversión Pública (PIF)
Cámaras de comercio e inversionistas privados
Perú ofrece un portafolio interesante para inversionistas petroleros:
Zonas como Loreto y Ucayali albergan importantes reservas probadas y prospectivas. El lote 192, por ejemplo, ha producido históricamente más de 700 millones de barriles, pero enfrenta desafíos operativos y sociales que requieren capital y gestión especializada.
La reciente evaluación técnica de la cuenca de Tumbes reveló un potencial significativo de crudo, con estructuras aún no perforadas. Se estima que existen “miles de millones de barriles” en áreas como Bonito y Salmón, según estudios de empresas como Condor Energy.
El país necesita modernizar su red de oleoductos, particularmente el Oleoducto Norperuano, clave para transportar crudo desde la selva hacia la costa para su exportación o refinación.
Existe espacio para mejorar y expandir la capacidad de refinación nacional, así como para invertir en logística de almacenamiento y distribución de combustibles.
A pesar de las oportunidades, existen desafíos estructurales que podrían limitar el atractivo del sector:
Conflictos sociales en zonas amazónicas, donde las comunidades exigen mayor consulta previa y beneficios locales.
Burocracia y trámites lentos, que afectan la aprobación de licencias ambientales y permisos operativos.
Inseguridad jurídica, en especial sobre la estabilidad de los contratos en contextos de cambios políticos.
Presión ambiental e internacional, debido a la fragilidad de los ecosistemas amazónicos y el compromiso global con la transición energética.
El gobierno peruano, consciente de estos puntos, busca transmitir confianza, destacando avances en gobernanza sectorial, el respeto a la consulta previa y el fortalecimiento del marco legal para las inversiones.
Petroperú se presenta como el aliado estratégico de cualquier empresa extranjera que quiera invertir en Perú. Aunque la estatal ha enfrentado dificultades financieras y operativas en años recientes, sigue siendo propietaria de importantes activos, incluyendo la Refinería Talara y parte del Oleoducto Norperuano.
La compañía está abierta a alianzas estratégicas bajo contratos de servicios o participación, especialmente en lotes en los que ya tiene presencia pero necesita socios que aporten tecnología, inversión y gestión operativa.
La misión en Arabia Saudita puede ser una puerta de entrada a una nueva ola de inversiones energéticas en el Perú. Si se logra cerrar acuerdos o establecer memorandos de entendimiento, el país podría:
Reactivar campos petroleros paralizados.
Aumentar su producción y reducir la dependencia de importaciones.
Generar empleo en regiones con alta pobreza y poca infraestructura.
Obtener recursos fiscales mediante regalías y contratos de participación.
Además, una relación más estrecha con Arabia Saudita podría tener beneficios geopolíticos y comerciales más amplios, especialmente en contextos donde la cooperación energética se vincula con desarrollo tecnológico, financiamiento e intercambio comercial.
La decisión de Perú de buscar inversiones petroleras en Arabia Saudita refleja una visión pragmática y estratégica ante un panorama energético global en transformación. Frente a la caída de producción en algunos campos, la necesidad de modernización de su infraestructura y los retos fiscales, el país apuesta por diversificar sus socios y atraer capital de mercados no tradicionales.
Si esta iniciativa se consolida, podría marcar el inicio de una nueva etapa para el sector hidrocarburos en Perú, posicionándolo no solo como exportador de minerales y gas, sino también como un destino serio y competitivo para el desarrollo de proyectos petroleros de clase mundial.